martes, 15 de marzo de 2016

Ana María, Porfiria y van Gogh: capítulo 8

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Ya serían como las diez de la mañana.
Todo volvió a la normalidad.
La enfermera seguía volviendo a la sala por intervalos de tiempo para cerciorarse de que todo iba como tenía que ir. Preguntaba, y ante la respuesta afirmativa, hacía algún que otro comentario, y volvía a retirarse.

Algunas de las veces que la enfermera entraba a preguntar, no era necesario que hiciera preguntas, ya que los dos estaban instalados a sus anchas. Los dos que estaban recibiendo su tratamiento en esa mañana en esa sala de ese piso del hospital, conversaban y se reían. Mantenían una tertulia agradable por lo que se podía observar.

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