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Ya serían como las diez de la mañana.
Todo volvió a la normalidad.
La enfermera seguía volviendo a la sala por intervalos de tiempo para
cerciorarse de que todo iba como tenía que ir. Preguntaba, y ante la respuesta
afirmativa, hacía algún que otro comentario, y volvía a retirarse.
Algunas de las veces que la enfermera entraba a preguntar, no era
necesario que hiciera preguntas, ya que los dos estaban instalados a sus
anchas. Los dos que estaban recibiendo su tratamiento en esa mañana en esa sala
de ese piso del hospital, conversaban y se reían. Mantenían una tertulia
agradable por lo que se podía observar.
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